a los ciegos amargos,
a las piedras que atraviesan los destinos
a nuestras caricias de eternos ensayos
a esa culebra que enrosca sentidos
lucharemos, hasta que el hastío amargue las rosas
desde el alba, hasta el crepúsculo
hasta alcanzar la última hoja de otoño
mas que el relámpago atravesando el olvido
a encontrarnos en desiertos vacíos
hasta que reconozcamos nuestros cuerpos de noche
a tientas...
lucharemos.
Nuria.