Enajenado, chillaba, en silencio
hondo... tan hondo, que el terror temblaba
y la ira se acerca despacio,
cuanto ruin eres, que necesitas
una mente loca para saciarte
envolviéndote en noche fría, patética...
te abalanzaste, relamiendo la derrota
vistes tan lánguida, ¡pero eres puta!
hipócrita, cuando tú culpas al alma...
y cruel, miren, ¡Dios! si la vieran,
si ustedes la pudieran sentir
como la mente enajenada
se abalanzó, en un pulso, comiendo su alma
robada ladrona ira
precedías después del grito
balsamera de peste, en el baile de celos
de locura, ciega, sangrante...
ya estaba hecho, la hoja de un cuchillo
entre un charco de sangre...
Nuria.