En mi corazón vive
Su boca de
largos estios,
hace de la mia su
aposento,
es, aliento de vida
y mieles.
Parece que una
paloma palpitante
Renaciera.
Posada te doy en
mi torrente de sangre,
que agitada
despierta como un riego.
Así moriría esta
noche
¡Los días son
penosos y se inundan!
A veces mi amante llega alegre,
ofreciéndome un
calíz rebosante de vaho
y siento, que mis
ignifugas piedras del alma arden
¡Como hoy me entrega tan preciado relicario!
Otras, la
ofrenda es una violeta,
¡Divina la
deseada y esmeralda primavera!
Sus manos de
polen…
Bordean todas
las cúspides de mi cuerpo,
cuando
brillantes destellos, él, me ofrece.
Nuria.