Sueños
Abriendo dos fuentes como dos llantos:
El día del bautizo de mi hijo
mías eran las fuentes, eran mis grandes pechos rebosando
y el sacerdote allí mirando como se empañaban mis ojos... eran dos fuentes...
Se fueros los sueños crepusculares
y aparecen extraños con la aurora.
Esto es un sueño veloz como la vida.
Ahora... son las tardes lentas, me las dejan lentas,
para que recuerde mis fracasos y poco a poco, barrenan el cerebro,
como mordiscos de hormigas, cuando te sientas encima de sus caminos.
¡Así, para tener mas angustia, son los malditos!
Burlones aveces, te dejan ver como eres,
así de pronto, te ponen delante de un espejo, y te reflejan,
pero...quien pidió un osado cruel, y maldito espejo...ellos,
burlones y malvados.
Aveces son buenos, solo aveces
y despiertas y piensas, porque fue tan corta la noche, eso...solo aveces
les gusta mas corroer el cerebro ... Que dar gusto a alma.
Aun la tarde es lenta, y las imágenes pasan como huracanes
aveces...te dejan ver una imagen tierna, una caricia al hijo, y de repente se escapan, ni un segundo duró,
y te muestran imágenes con dientes, osea, muerden.
Así, lenta la tarde y los años te los enseñan rápidos.
Pienso que es incoherente eso, y no entienden de matemáticas
no puedes ir a dormir con veinte y amanecer con cuarenta.
Nuria.
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Fortaleza
Como un gran imperio apareciste
grande, vibrante, deslizando luz a mi herida
yo, te guardaba como una veneración
te acechaba silenciosa... Sutilmente
aun si mis ojos hubieran sido ciegos
y un rayo hubiera alcanzado mis cansancios
y el cielo hubiera temblado de repente...
ni una mínima sombra se hubiera interpuesto
esa... la noche en el silencio llovió cieno.
Tú, vienes soberano ornamentando tu oropel
eras dueño rey, alma contra alma
te creías ganador en la batalla
no sabias que mi alma vibra en la sombra
entre zarzales escondo las lágrimas
y la bravura la expongo y renace,
blanca, como la difunta palidez
tú, habías sido venerado,
yo, seguiría siendo lirio y tú, el polen.
Nuria
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Llegarán los miedos
Aun cuando vi caer el rayo a mis pies...
¿crees que la ciega luz enturbiaron mis ojos?
Al presenciar tus manos, acariciando esa faz de rosa
de pupilas estrelladas como dos brillantes.
Aun así, yo te seguí amando
Llegarán tus miedos. La noche que habitarás desalientos
cuando tu alma se halle abierta de par en par
amando, besando, acariciando otros labios ajenos a los míos
y sientas que se enturbiaron esos ojos de brillantes
y el beso es yerto, frío, desierto de luces...
Desencadenará el incendio, y los abismos se abrirán para ti
aun así, amor mío, en mis atardeceres rogaré ver tu efigie
seguiré el rastreo, buscando huellas del pasado
apartando mis grandes ojos del oscuro atardecer de mis días fríos
y atándome con cadenas a los recuerdos
Recordando el fino cristal de tus ojos
el vino, que depositabas en mi boca
me iré con la sonrisa puesta, rogando, suplicando que,
ella, la muerte, me regale tú nombre.
Nuria.
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Llegaste...del mismo cielo entre manantiales
como te guardo niña, entre el camino y la ribera
vienes rociada de alientos dorados
hechicera eres de parra, uva, vino y locura
con tus pechos turgentes como porcelanas
y danzas como una herida de fuego.
¡Morena! !morena! entre claveles rojos tu sonrisa,
envuelve entre el rocío y la escarcha tu nombre
para aclamarlo en mis sueños inmortales...
hueles a mar, a sol, a sándalo, a nuez, a especias.
Entre las sombras de olivares, ponemos el día al alba
Si tu supieras madre entre trigos y juncos como me hirió
como tembló mi cuerpo, ¡Cuanto madre... cuanto!
Lola, gitana de casta y raza, ¡Baila!, ¡baila!
debajo los olivares, refugio entre estrellas y luna,
ven, reposa tu pelo en el abismo de mis anhelos.
Morena, de pies descalzos, como me matan tus ojos
germina tu vientre simientes de fértil primavera
tus ojos, dos saetas relucientes como pendientes
ese clavel de tu boca y esa rama de romero...
gitana, niña... estas hecha de fuego.
Nuria,
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Ya nunca hallaremos un noviembre
las hojas dejan un manto como un féretro
tus manos imploran dos riberas plateadas
cuando tu rostro sea la efigie de tu alma,
posarás tus ojos fijos en la espera.
Te llevas el peso del estío encima
y sus inagotables horas de sol en el pecho
y los pies con brechas de fuego y sangre
y el suspiro, de claveles rojos en los labios,
de sangre, de injusticia y llanto.
En tus ojos ahora habita el desencanto
en tus horas amargas y temerosas
amo leerte, tus últimos versos sin rimas
llega la última noche glacial de la muerte
y lloro...tu faz de seda fría.
Nuria.
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La huida
Se deshacen los versos
y mis palabras se vuelven huecas
el viento trae ráfagas de recuerdos
despeinando los días.
Corro...
Nunca alcancé el horizonte.
Cuando creías tenerme a tu alcance huí,
de ese aliento cálido que brisa y calma el alma
todos los puntos cardinales nos pertenecían
retengo, ese grado de avidez insaciable
¡Locos, locos de amor éramos!
Naces, en la corriente de mi espíritu
navío que avanza incansable por mi sangre
navegante incansable de mis recuerdos
el suspiro triste en mi agonía
compañera mía...
Ruedan los días inacabables como versículos
yo, pasé como una batalla por tu vida
mientras las giraldas rodaban locas
ráfagas de besos enterrados...
¡ciegos besos mutilados!
Nuria.
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