LA ESPOSA

LA ESPOSA

Sin velos recuesto mi faz en ti

para que roces con tus manos mi alma

y tus ojos hoy, envueltos en lirio herido
mis manos escarban, un umbral amargo
y encuentran beso a beso,  todos los recuerdos
te ofrezco estrellas, y el aroma de los versos

y un saco lleno de palabras, ilusionadas
y yo llego como una campanilla, tintineante

o la triste amalgama de ésta  yo, la poeta

vengo a ti sin coraza, sin celajes, ni mordazas

con linaje, con ese abolengo de nobleza

de rosa, y niebla, te ofrezco, mi pésame grave

hoy, ésta que soy yo, tu esposa...

hoy… que murió la otra, llego por si acaso,

necesitas mi nobleza.

Nuria.

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