Tu, voz ronca
como una roca que la despedaza el agua
la escucho en la pausa de los recuerdos
siento tus caricias en la palma de mi mano
y recuerdo, los vientos acanalados que me volaban a ti.
Y la oscuridad amarga de una noche hambrienta
suplico vida, y me ofreces tu alma muerta
me ahogo con los nudos de mi vida
no te recuerdo ya, sin el asomo de una lágrima
que se desliza y roza mi cara entre caricias
Tú, me encontraste radiante, con el alma abierta
era la belleza de la blanca azucena
eramos dos locos de mar, del viento y lluvia,
todos nos rozaron, y me quede engendrando vida
los remolinos nos posaban flores, como fieles sirvientes
Nuria.
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